Unidos y organizados

UAI Urquiza 2- Defensores de Belgrano 0 

                                Foto: Prensa UAI Urquiza 

Chocaron dos estilos en el Monumental de Villa Lynch. Pero más que dos estilos futbolísticos, se midieron dos estilos dirigenciales. El viejo y querido Ferrocarril Urquiza devenido desde hace un poco más de un lustro en el club-escuela-empresa UAI Urquiza. Con objetivos claros, salir de los últimos puestos de la D y las desafiliaciones y tratar de llegar al Nacional B antes del 2020. Y vaya que lo están consiguiendo. Dejando algunos hitos fundacionales de lado: por ejemplo el celeste y blanco de la camiseta dejó un lugar para el granate, algo impensado en épocas del viejito Carmelo Santoro en la presidencia y de Pachequito, el máximo emblema dentro del campo de juego. Sin pasión, sin presión, pero unidos en pos de un objetivo y sobre todas las cosas organizados.
Enfrente Defensores de Belgrano que desde su descenso del Nacional B, allá por el 2005, todos los años se obliga a ser protagonista para volver. En el medio muchas buenas campañas peleando hasta el final y hasta un descenso y una estadía de cuatro meses en la C. Pura pasión, pura presión, si hasta había tantos dirigentes-hinchas-allegados en la cancha como gente de la UAI Urquiza.
Arrancó Defe con todo. Tuvo quince minutos punzantes. Manejo el medio, la pelota y llegó varias veces. En una de ellas el Topo Aguirre entró solo y habilitado por derecha, tocó al medio y el Pajaro Miranda convirtió. Castillo, el línea de la tribuna del sol, levantó la banderita y Pablo Giménez (dirigió 3 veces al Dragón y Defe perdió los 3) anuló la conquista. Mal. Injusticia.

A partir de los 15 minutos, el visitante perdió la pelota. Y nunca más la volvió a encontrar. El medio de la cancha fue todo de la UAI Urquiza. Sin desesperarse por convertir manejaron la pelota los de Aldirico, el “jefe” de personal de la UAI. Lateralizando, sin demasiada profundidad pero quitándole la pelota y las acciones a Defe. Y así se fue el primer tiempo. Sin más llegadas claras pero con un dominador neto del trámite: el viejo Furgón de Villa Lynch.

El segundo tiempo arrancó igual y sobre los 12 una pelota perdida en la mitad de la cancha, generó un avance veloz por la derecha del local, centro pasado, la pelota lo sobra a Jaque (no es 4 y su cuerpo lo sabe) y Mbombaj, un viejo zorro del ascenso sin demasiadas cualidades más que la excelente pegada, la agarra de lleno y lo somete a Anconetani que la toca primero y la va a buscar adentro después.

Desde ese momento, Defensores se hizo dueño del terreno (avanzó) pero no del juego. Fue poco claro, el Loro (Giménez), el Topo (Aguirre) y el Pájaro (Miranda) estuvieron más cerca del Zoo de Luján que del área de la UAI Urquiza. Apenas un remate desde lejos del ingresado Villacorta, un centro que le quedó a Alan Giménez y una patriada de Martínez Montagnoli al final comprometieron el triunfo local.

Y en el descuento, un saque de arco largo de Pietrobono, la bajó Noriega para Federico Barrionuevo (siempre lo ví jugar bien) que dominó, controló y le pegó desde la medialuna, otra vez manoteó Anconetani, pero la pelota se metió igual. Dos a cero y cobrar.

¿El futuro? La UAI venía de tres derrotas, sacó el cuello y se acomodó tercero en la tabla. Cuando un par de horas después se enteró de que perdió Platense las acciones de la empresa-club-escuela subieron por las nubes. ¿Defensores? Se fue preocupado porque jugando así es imposible llegar a la punta, más preocupado porque con todos los de arriba (posibles rivales del reducido) perdió (Platense y la UAI, dos veces, Atlanta, Estudiantes) e ilusionado porque si el miércoles no pierde con Talleres, jugará otra vez la Copa Argentina. Una caricia para el alma que no te da el ascenso al Nacional B pero hará viajar a sus hinchas al interior del país generando una efímera alegría. Demasiado poco para tanta pasión.


Reportó: Marcelo Ricardo Fernández

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